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Han sido necesarias 116 muertes palestinas para que Egipto alivie su asedio sobre Gaza durante un mes

Los palestinos esperan en la fila para cruzar a Egipto después de la apertura de la puerta fronteriza de Rafah en Khan Yunis, Gaza [Ali Jadallah / Agencia Anadolu]

Ayer, el militar egipcio Abdel Fattah Al-Sisi anunció en Twitter que el cruce fronterizo de Rafah a Gaza permanecerá abierto durante todo el mes de Ramadán.

Leer: Egipto mantendrá abierto el paso de Rafah durante todo el Ramadán

El tweet de Al-Sisi llega tras una semana larga y sangrienta para los palestinos. El lunes, mientras Ivanka Trump y Jared Kushner inauguraban la embajada estadounidense en Jerusalén, las fuerzas israelíes asesinaron a 62 palestinos y herían a más de 3.000. La víctima más joven fue una bebé de tan sólo 8 meses, Layla Al-Ghandoor.

Muy pocos se creen la promesa de buena voluntad de Al-Sisi de “aliviar la carga de nuestros hermanos de Gaza”, ya que sus acciones contra los palestinos de la Franja de Gaza son de todo menos fraternales.

Desde que Israel impuso el asedio sobre Gaza en 2007, Egipto ha colaborado con Tel Aviv para mantener bajo candado los puntos de entrada y salida. A pesar del optimismo cauteloso que inspiró la Primavera Árabe, cuando los palestinos tenían la esperanza que las restricciones sobre Gaza desaparecieran con la caída de Mubarak, bajo el gobierno de Al-Sisi, la relación con la Franja ha ido empeorando cada vez más.

Al-Sisi ha tomado esta medida sabiendo perfectamente que el cruce de Rafah es un elemento vital para los palestinos de Gaza – el único otro cruce, Erez, está bajo el control del ejército israelí, y sólo tienen permitido el paso personas con documentación internacional y palestinos con permisos especiales

En octubre de 2014, Egipto acusó a Hamás de una serie de atentados terroristas contra las fuerzas de seguridad egipcias en la Península del Sinaí, y utilizó esto como pretexto para apretar la soga. Esto quedó sellado con la designación de Hamás como organización terrorista, acusaciones regulares de que están llevando a cabo atentados a través de túneles, y la promesa de arrestar a cualquier miembro que encuentren en el país.

Al-Sisi ha enmarcado esto en el contexto de su “guerra contra el terrorismo”. Desde su llegada al poder, ha emprendido la misión de erradicar el terrorismo en la región empobrecida de Sinaí, que limita con Gaza, y, en el proceso, las fuerzas armadas han asesinado a cientos de civiles, arrasado sus casas y granjas y ejecutado extrajudicialmente a niños que luego acusaron de terroristas.

Los palestinos en Gaza han sentido con fuerza este castigo colectivo. En 2015, el cruce estuvo abierto un total de 32 días; en 2016, 41 días, y en 2017 – el peor año para los habitantes de la Franja – tan sólo 29 días. Como resultado, miles de personas que necesitan tratamiento médico, estudiantes con plazas en universidades extranjeras y familias que desean reunirse tienen que esperar indefinidamente a tener permiso para marcharse.

Cuando los muertos y los heridos llegaban al hospital de Shifa el lunes, los servicios sanitarios de Gaza lucharon por seguir adelante mientras sufrían una falta de equipamiento y medicamentos esenciales. El ministro palestino de Sanidad apeló a “su hermana, Egipto” para que suministre medicamentos a los hospitales de Gaza y envíe a cirujanos y equipos médicos especializados en cirugía vascular y anestesia, además de poder transferir a los heridos a hospitales egipcios.

Fue Turquía la que respondió a este llamado, pero, cuando su avión llegó para transportar a los heridos, las autoridades egipcias no permitieron que aterrizara en sus aeropuertos. Tal es su desdén total por las vidas palestinas.

No es la primera vez que Egipto ha actuado para impedir que entren medios y trabajadores médicos en la Franja. El lunes, el doctor Tarek Loubani, identificado claramente como médico, intentaba detener la hemorragia de los manifestantes heridos cuando las fuerzas israelíes le dispararon en ambas piernas. En 2013, Loubani se dirigía a Gaza desde Egipto cuando fue arrestado y retenido durante 53 días junto al cineasta John Greyson por haber tratado a un manifestante herido.

El miércoles, en sus primeros comentarios públicos sobre las muertes del día de la Nakba, Al-Sisi emitió un comunicado insulso instando a israelíes a “comprender” la reacción de los palestinos y a “cuidar” las vidas palestinas.

Añadió: “Respecto al desplazamiento de la embajada de los Estados Unidos, ya hemos dicho que esta decisión tendrá repercusiones negativas en la opinión pública árabe e islámica, y conducirá a cierta insatisfacción e inestabilidad, además de tener repercusiones también en la causa palestina.”

Sus comentarios contrastan con los de otros líderes mundiales que han condenado las atrocidades, como el líder del partido Laborista, Jeremy Corbyn, o Desmond Tutu, que describieron las muertes como una “masacre”. El embajador boliviano en la ONU, Sacha Sergio Llorenti Soliz, pidió a Palestina disculpas por el fracaso del organismo internacional a la hora de acabar con los 11 años de asedio inhumano en Gaza, y el relator de la ONU para Palestina describió el asesinato de los manifestantes como un “crimen de guerra”.

Mientras los palestinos lloraban a sus muertos el día después de la masacre, varios periódicos israelíes alababan a Egipto por persuadir a Hamás para que redujera las manifestaciones a cambio de aliviar el asedio durante una reunión el domingo entre una delegación palestina y altos cargos de seguridad egipcios. Mahmoud Al-Zahar, miembro del buró político de Hamás, ha negado que se haya llegado a tal acuerdo, y ha reiterado que estos informes en los periódicos intentan quebrar la confianza entre el gobierno de Gaza y su pueblo.

Tradicionalmente, Egipto siempre ha ejercido como mediador del conflicto entre Israel y Palestina, pero la proximidad de Al-Sisi al gobierno israelí y las acciones que ha tomado contra los palestinos en Gaza suponen que no es un intermediario creíble y neutral.

Desde que comenzaron las manifestaciones de la Gran Marcha del Retorno el 30 de marzo, 116 palestinos han sido asesinados – ha sido necesaria la trágica muerte de una cifra inmensa de hombres, mujeres y niños para conseguir que Egipto prometa aliviar el asedio durante sólo un mes. Si Al-Sisi cumple su promesa, será el periodo temporal consecutivo más largo en años durante el que el cruce ha estado abierto. Pero los palestinos de Gaza no esperan nada de un hombre que no ha traído más que miseria y promesas falsas.

 

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autora y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.

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MEMO Staff Writer

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