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54 palestinos murieron esperando recibir los permisos de viaje de Israel

Niños palestinos esperan recibir permisos de viaje para viajar a través del cruce de Rafah [Foto de archivo]

La baja tasa de permisos emitidos por Israel para los palestinos que necesitan recibir tratamiento médico fuera de la Franja de Gaza, subraya la urgente necesidad de que el estado sionista ponga fin al cierre del enclave, según una declaración conjunta realizada por varios grupos de derechos humanos. El Centro para los Derechos Humanos Al-Mezan, Amnistía Internacional, Human Rights Watch, Medical Aid for Palestians (MAP) y Physicians for Human Rights Israel (PHRI) han confirmado que 54 palestinos de Gaza murieron mientras esperaban recibir los permisos de viaje del gobierno israelí. Según la declaración emitida la tardanza en la emisión de las aprobaciones requeridas por parte de la Autoridad Palestina, batió un récord el año pasado, así como el cierre continuado, por parte de Egipto, del cruce fronterizo de Rafah con Gaza, restringiendo así aún más el movimiento y causando sufrimiento adicional al pueblo palestino.

Según el informe de las ONG, las autoridades israelíes aprobaron permisos de viaje por razones médicas para solo el 54% de los que solicitaron en 2017, la tasa más baja desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) comenzó a recopilar estadísticas en 2008. La OMS ha informado que 54 palestinos, 46 de los cuales tenían cáncer, murieron el año pasado tras el rechazo o las demoras en sus solicitudes de permiso de viaje.

"Somos testigo de cómo Israel niega o retrasa cada vez más el acceso al cáncer y a otros tratamientos que salvan vidas fuera de Gaza, y que un número altísimo de pacientes palestinos muere", explicó Aimee Shalan, directora general de MAP. "Mientras tanto, el sistema de salud de Gaza, que ha sido sometido a medio siglo de ocupación y una década de bloqueo, es cada vez más incapaz de satisfacer las necesidades de su población".

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Las ONG insisten en que Israel debe levantar las restricciones ilegales que impiden la libertad de movimiento de la población gazatí, sobretodo aquellas con importantes problemas de salud.

Durante las últimas dos décadas, y especialmente desde 2007, cuando Israel impuso su bloqueo terrestre, aéreo y marítimo a Gaza, Israel ha mantenido a Gaza prácticamente cerrada, privando ilegalmente a su población de derechos básicos. Naciones Unidas y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), entre otros, han declarado esta política como "castigo colectivo" y han pedido a Israel que levante su cierre. Israel controla todos los accesos a y desde Gaza, con la excepción del cruce de Rafah, a través de la frontera con Egipto, y todo el transporte entre Gaza y Cisjordania ocupada, así como la frontera entre Cisjordania y Jordania. Las autoridades israelíes no permitirán que los palestinos de Gaza reconstruyan y abran su aeropuerto, destruido por Israel en 2001/2, ni construyan un puerto marítimo funcional, así dejan intencionadamente a los palestinos dependientes de puertos extranjeros para viajar al extranjero.

Viajar a través del cruce de Erez, la ruta peatonal de Gaza a Israel, Cisjordania y el mundo exterior, se limita a lo que los militares israelíes llaman "casos humanitarios excepcionales", lo que significa principalmente a aquellos con problemas de salud importantes y sus acompañantes, así como a negocios de gente importante. La disminución gradual de la emisión de permisos médicos por parte de Israel, del 92% de aprobación de solicitudes en 2012 al 88,7% en 2013, 82,4% en 2014, 77,5% en 2015, 62,07% en 2016 y el 54% en 2017 indica que Israel ha restringido cada vez más los viajes, incluso para "casos humanitarios excepcionales", ha declarado la OMS. En 2017, los viajes a través de Erez representaron menos del 1% de los viajes registrados en septiembre de 2000.

Los palestinos de Gaza se perdieron al menos 11.000 citas médicas programadas en 2017 , después de que las autoridades israelíes negaran o no respondieran a tiempo a las solicitudes de permisos. La investigación realizada por Al Mezan, con el apoyo de MAP, en los casos de 20 palestinos que murieron después de perder citas en el hospital debido a permisos de viaje negados o retrasados, encontró que 14 de ellos tenían cáncer, 9 de los cuales eran mujeres. PHRI ha destacado cómo las mujeres en Gaza con cáncer han tenido que enfrentarse a mayores obstáculos para acceder a la atención médica y, como consecuencia, han gastado más energía en el proceso burocrático que en la enfermedad.

La disminución significativa va en contra de las crecientes necesidades de salud en Gaza. Los 2 millones de habitantes del territorio sitiado soportan lo que la ONU califica como "una prolongada crisis humanitaria". En medio de la pobreza y el desempleo generalizados, al menos el 10% de los niños pequeños se atrofia debido a la malnutrición crónica. Hasta la mitad de todos los medicamentos y productos médicos desechables en Gaza están completamente agotados o por debajo del suministro de un mes, y la escasez crónica de electricidad ha causado que los funcionarios reduzcan la salud y otros servicios esenciales.

Las tres ofensivas militares israelíes contra Gaza desde 2008 también se han cobrado un alto precio en infraestructura esencial y han debilitado aún más el sistema de salud y la economía de Gaza. A la luz del control que Israel ejerce efectivamente sobre la vida y el bienestar de la población gazatí, el estado sionista sigue manteniendo la responsabilidad última de garantizar su bienestar en virtud de las leyes que rigen la ocupación militar, como el CICR y la ONU, entre otros.

"Es inconcebible que Israel haya impedido que tantas personas en estado crítico accedan a la atención que podría haberles salvado la vida", declaró Sarah Leah Whitson, directora de Oriente Medio para Human Rights Watch. "El continuo control de Israel sobre el movimiento hacia y desde Gaza crea obligaciones para facilitar, no frustrar, el acceso humanitario".

Los palestinos en Gaza requieren permisos de derivación para acceder a la atención médica más avanzada en Jerusalén Este y en otras partes de Cisjordania, así como en Israel. Los servicios de salud que más comúnmente requieren derivación fuera de Gaza son oncología, pediatría, cardiología y problemas cardíacos y hematología. Las autoridades israelíes afirman que pueden procesar los permisos prioritarios en un día, aunque el tiempo de espera promedio es de dos semanas, mientras que los casos "regulares" requieren 23 días, y con frecuencia tardan mucho más.

La OMS considera que el proceso "no es ni transparente ni oportuno" y el coordinador de la ONU para actividades de ayuda humanitaria y desarrollo en el territorio palestino ocupado ha declarado que "un campo minado de entrevistas, trámites, procedimientos opacos y obstáculos logísticos se interponen entre un paciente con cáncer y su tratamiento urgente".

La aprobación financiera de la Autoridad Palestina de remisiones para quienes necesitan tratamiento médico esencial en Gaza también disminuyó en 2017, y se informó al menos de un posterior fallecimiento. Si bien la Autoridad Palestina aprobó aproximadamente 2.000 solicitudes en cada uno de los tres primeros meses, esta disminuyeron a menos de 500 en junio, antes de aumentar a más de 2.000 más tarde en el año, en medio de los esfuerzos de reconciliación entre Fatah y Hamás, según la OMS. Además, la reducción por parte de la Autoridad Palestina de los servicios esenciales en la Franja de Gaza, entre julio y diciembre de 2017 -incluida la electricidad y los suministros médicos- también socavó el derecho de los palestinos a la salud.

 

Egipto ha mantenido el cruce de Rafah prácticamente cerrado para la población de Gaza desde 2013, lo que ha contribuido a restringir el acceso a la atención sanitaria. Antes de julio de 2013, más de 4.000 palestinos viajaban mensualmente a través de Rafah para fines relacionados con la salud. Como estado que limita con un territorio con una prolongada crisis humanitaria, Egipto debe facilitar el acceso humanitario para la población. Sin embargo, la responsabilidad final es de Israel, la potencia ocupante.

"Las restricciones al movimiento del gobierno israelí están directamente relacionadas con las muertes de los pacientes y el sufrimiento, ya que los pacientes enfermos buscan permisos", señaló Issam Younis, director de Al Mezan. "Estas prácticas forman parte del régimen de cierre y permiso que impide que los pacientes tengan una vida digna y viola el derecho a la vida". El sistema de cierre debe ser abolido para que los pacientes tengan acceso seguro a la atención médica, tanto en hospitales palestinos de los territorios palestinos ocupados como en otros lugares, agregó. "Las víctimas y sus familias deben tener su derecho a la justicia y a la vida".

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