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La detención de un disidente iraquí provoca una atronadora respuesta solidaria

Manifestantes protestan por el arresto del disidente Basim Khazaal Khashan en Muthanna, Iraq [AllanBarky / Twitter]

La provincia iraquí sur de Muthanna se ha levantado en armas tras la detención de un conocido disidente local, Basim Khazaal Khashan, el pasado miércoles. Una enorme muestra de solidaridad se ha desplegado en las calles de Samawah, Amara y otras ciudades, empujada por la indignación del arresto injusto de Khashan y la aplicación errónea del Código Penal iraquí. Ha sido acusado de difamación, al menos desde la perspectiva de los oficiales locales que el activista juzgó culpables de corrupción y fraude electoral.

Un total de 320 casos de corrupción fueron presentados a tribunales locales y federales” por Khashan, con pruebas descubiertas tras establecer su ONG Eyes on the Law, según afirmó un miembro de la tribu local a la cadena Al Kubra.

Khashan es alabado entre sus partidarios y las personalidades de la sociedad local por su reputación e integridad. Los dobles estándares prevalecientes utilizados para provocar su sentencia se consideran, sin duda, una perversión de la justicia y del poder. Un “insulto directo a la gente”, tal y como lo describió uno de los ancianos tribales.

En una entrevista con NRT TV, Khashan explicó que, “tomando el camino legal”, había ganado varios casos. Los fondos malversados fueron devueltos a su provincia, y algunos empleados provinciales corruptos, entre ellos el director general del Ministerio de Sanidad, fueron despedidos. “Entregué personalmente un informe de 100 páginas al señor Abadi [el primer ministro iraquí]”, señaló, “recopilando información peligrosa sobre numerosos casos.”

Los hallazgos de Khashan también se han utilizado como pruebas en sesiones parlamentarias. La parlamentaria Majida Al-Tamimi ha elogiado las investigaciones de Khashan y las ha usado para respaldar la conclusión de que las elecciones provinciales al consejo local fueron manipuladas. Tres meses de exhaustivas investigaciones a través de los formularios de registros revelaron una discrepancia en los números, “lo que significa que algunos formularios han sido reemplazados”, declaró ante el parlamento.

Leer: Sectarismo y torturas a 39.000 detenidos en cárceles iraquíes durante 2017

La saga que se desarrolla es un ejemplo de libro de lo que sucede cuando los poderosos temen el activismo de base. La capacidad de Khashan de despojar a los funcionarios de sus puestos de trabajo y electorados incumplidos no ha pasado desapercibida. “Basim ha sembrado el miedo entre los corruptos, después de que robaran el dinero de la gente para después tumbarse tranquilamente en sus camas”, dijo un manifestante. “¿Es esta vuestra guerra contra la corrupción?”, escribió el parlamentario de la Alianza Democrática Civil, Shirouk Abaychi, en defensa del activismo ciudadano de Khashan.

Incapaces de desenterrar pruebas incriminatorias en su contra, sus comentarios en la página oficial de Facebook de su ONG se retorcieron hasta el límite y después se utilizaron contra él en los tribunales. “Nuestra información está cocinándose a fuego lento”, escribió, refiriéndose a pruebas aún sin desvelar. Interpretadas como insultos contra instituciones estatales, sus palabras sinceras le han costado a Khashan una sentencia a 6 años de cárcel.

La indignación en Muthanna también se ha preparado a fuego lento; un ciudadano advierte de que esto es sólo el principio. Mientras tanto, los activistas y abogados locales se movilizan para derogar la decisión del tribunal, según declaró a AFP Saleh Absawi, líder de la Asociación Muthanna Bar.

A medida que aparecen más manifestaciones, el Estado ha recurrido a tácticas represivas y a métodos violentos de dispersión, incluido el uso de gas lacrimógeno. Un vídeo grabado el día que se hizo público el veredicto de Khashan muestra enfrentamientos entre las tribus locales de Samawah y las fuerzas de seguridad.

Los corruptos prosperan mientras los inocentes languidecen entre barrotes” fue un mensaje resonado por todas las ciudades en las que se organizaron protestas. Multitudes de manifestantes coreaban “selmiya, selmiya, que significa “manifestación pacífica.”

Se han prometido más manifestaciones. Parece que la calle iraquí no está dispuesta a ceder hasta que Basim Khazaal Khashan pueda caminar como hombre libre.

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Nazli Tarzi es una periodista británico-iraquí especializada en Oriente Medio, con especial interés en Irak.

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