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"Necesitamos gente que actúe en nombre de la Humanidad", dice una superviviente de la tragedia del Mavi Marmara

"La historia no cambiará ella sola. Para que cambie, hace falta la gente cuyos corazones estén vivos".
Cigdem Topcuoglu

Cigdem Topcuoglu es una de las supervivientes del ataque a la flotilla del Mavi Marmara en Mayo de 2010, durante el cual su marido fue alcanzado por una bala en la cabeza, resultando muerto a manos de los comandos israelíes. Sorprendentemente, ella es también la última de las activistas en unirse al Barco de Mujeres Rumbo a Gaza que intenta romper el bloqueo impuesto por Israel al enclave costero. A sus 51 años, Topcuoglu, aparte de estar un poco nerviosa por su viaje a Gaza una vez más, siente su esfuerzo no violento como si se tratara de unas vacaciones.

"Estoy cansada", me cuenta en su casa de Adana, una ciudad del sur de Turquía en la ribera del Mediterráneo, "así que intentaré descansar un poco en el barco".

Los últimos seis años transcurridos desde el asunto del Mavi Marmara han sido muy atareados para esta 23 veces campeona nacional de Taekwondo. Además de trabajar como entrenadora y miembro de tribunales deportivos a nivel nacional, ella ha venido participando en seminarios, empleando voluntariamente su tiempo con los huérfanos y creando una asociación juvenil llamada como su difunto marido "Cetin", y dedicada a ayudar a los jóvenes a saber más sobre la situación de Gaza y Palestina.

Topcuoglu es una mujer menuda con una voz suave y agradable, en la que no hay asomo de miedo o nerviosismo. Para ella, su determinación en ver el final de la opresión del pueblo palestino es absoluta.

"La situación no va a cambiar ella sola. Lo que necesitamos es gente que actúe en nombre de la humanidad. Es importante que todo el mundo se una par ahacer frente a la opresión que los palestinos viven a diario".

Actualmente, hay 30 activistas a bordo del crucero humanitario Mujeres Rumbo a Gaza, que zarpó de Barcelona la semana pasada. Ellas esperan llegar a Gaza la primera semana de Octubre. Topcuoglu se unirá a ellas después de participar en la undécima sesión del juicio sobre el Mavi Marmara que se celebrará en Estambul.

La Fiscalía solicita una sentencia de 32 años de cárcel para cada uno de los cuatro comandos israelíes, a los que acusa de "asesinato deliberado, consciente y cruel", "abordaje y saqueo", y "agresión con la intención de causar lesiones corporales graves", entre otrso cargos. Nueve pasajeros turcos fueron asesinados y docenas resultaron heridos durante el ataque de las fuerzas israelíes a la Flotilla de la Libertad de Gaza; una décima persona murió meses después a consecuencia de las heridas recibidas. En 2010, una investigación de la ONU concluyó que seis de los pasajeros murieron en una "ejecución ilegal y arbitraria".

Tras el asalto, Erdogan estableció tres condiciones que Israel debía cumplir antes de reestablecer plenas relaciones diplomáticas con Turquía: las disculpas oficiales, compensación a la familia de los asesinados y el fin del bloqueo de Gaza. Israel por su parte mantenía que actuó en "legítima defensa", si bien en 2013 se disculpó por "errores operativos" durante el asalto a la Flotilla. Después de seis años de desencuentros diplomáticos y meses de negociaciones, los israelíes aceptaron el pasado mes de Junio pagar una compensación de 20 millones de dólares a cambio de que Turquía se abstuviera de cualquier proceso judicial contra Israel.

Mientras que las dos primeras condiciones han sido cumplidas, Erdogan renunció a la demandda de que Israel levantara el bloqueo sobre Gaza como parte del acuerdo. A pesar de ello, sí consiguió que se permita a los grupos turcos de ayuda humanitaria que desembarquen sus cargamentos de ayuda en el puerto israelí de Ashdod. Israel, además, permitirá a Turquía que construya un hospital en Gaza, así como una estación eléctrica y un aplanta desalinizadora para proveer de agua potable a la población.

A pesar de ello, las familias de las víctimas se sienten insatisfechas con el acuerdo alcanzado, y aseguran que no abandonarán sus acusaciones por vía judicial.

"Yo no acepto el acuerdo", insiste Topcuoglu. "Turquía no piensa demasiado en las familias de los mártires. Un verdadero líder mantendría su palabra y cumpliría lo prometido". Ella se mantiene firme en que el gobierno turco debería haber consultado a las familias de las víctimas su opinión sobre el acuerdo; después de todo, fue su sangre la que se derramó. "Nuestro objetivo era romper el bloqueo, esa fue la razón de que partiésemos en el Mavi Marmara. Pero no ha habido ningún tipo de mejora en la zona... Nos dan igual los 20 millones, nuesto objetivo sigue siendo romper el bloqueo."

El fiscal Burak Turan, que representa a las familias de las víctimas en este caso, explicó al Canal 10 de Noticias israelí en Junio del año pasado que, de acuerdo a la legislación turca, el gobierno no tiene la potestad legal de poner fin al proceso público contra los cuatro gobiernos israelíes.

La Franja de Gaza, con una población de 1,8 millones de personas, lleva padeciendo un bloqueo por parte de Israel y Egipto desde 2007. Según un informe del Banco Mundial, la Franja tiene la tasa de desempleo más alta del mundo, con un 43% de parados, el 80% de la población depende de la ayuda alimentaria y el 95% del agua es no apta para el consumo humano. Durante su visita al territorio palestino en Junio, el Secretario General de la ONU, Ban Ki-Moon, se refiró al bloqueo como un "castigo colectivo", ilegal según la legalidad internacional.

Mientras Topcuoglu está en su casa en la soleada Adana, ella sigue imaginando en ocasiones que está aún en el Mavi Marmara. Lo que sucedió en el barco en plena noche constituye un trauma que nunca podrá olvidar. Mientras las bombas de gas explotaban, se veía la sangre correr por todas partes, y mucha gente era herida, explica Topcuoglu. Recuerda haber visto a su marido Cetin llevando a cuestas a un herido hacia los camarotes, y esa fue la última vez que le vio con vida.

Poco después, ella misma le encontró tendido en el camarote, herido en la nuca. Al principio empezó a pedir ayuda, peor pronto la sangre empezó a brotar de la nariz y la boca de su marido. Cuando estuvo claro que había muerto, Topcuoglu cubrió su cuerpo y volvió arriba a intentar ayudar a los demás heridos.

En la sesión del juicio sobre el Mavi Marmara de la última primavera, el pasajero Erol Citr describió la situación como "una lucha a vida o muerte en la cubierta, que hacía que la sangre corriera hacia abajo por las escaleras".

Mujeres de diferentes trayectorias de nueve países de todos los continentes participan en el Barco de Mujeres Rumbo a Gaza. Lo que está sucediendo en Palestina no es un caso aislado: está conectado con numerosos conflictos a lo largo y ancho de todo el planeta, dice Tocuoglu, destacando la importancia de la unidad de la humanidad contra la opresión.

"Como pasajeros del barco humanitario, en una oscuridad tan negra cono el alquitrán, nos pondremos nerviosas según nos acercamos a Gaza, que está bajo bloqueo. Nuestra carga es pesada, muy pesada. Estad atentos, escuchando lo que se dice desde el barco", es su mensaje al mundo.

A Israel le dice: "La historia no cambiará ella sola. Para que cambie, hace falta la gente cuyos corazones estén vivos. Preocúpate de este viaje de mujeres cuyos corazones se han despertado en el nombre de la Humanidad. Nosotras, mujeres, ya llegamos".

Varios niños se reúnen frenta a una escultura de arena mostrando su apoyo al Barco de Mujeres Rumbo a Gaza de 2016. (Flickr/rumboagaza)

Varios niños se reúnen frente a una escultura de arena mostrando su apoyo al Barco de Mujeres Rumbo a Gaza de 2016. (Flickr/rumboagaza)

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