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Palestinos de Siria: refugiados una vez más

Después de que el conflicto mortal se hiciera con el control del país, los refugiados palestinos de Siria se han encontrado desplazados una vez más, forzados esta vez a aventurarse aún más lejos de Palestina.
Una casa del campo de refugiados de Yarmouk dañada por un ataque del régimen (2015).

La Nakba, la Catástrofe infligida al pueblo palestino por los sionistas, comenzó en 1948. Mientras que los europeos modernos se quejan de la inmigración de África y de Asia, bajo el Mandato Británico los palestinos se vieron sometidos de repente a una inundación de inmigrantes rusos, polacos, húngaros, austríacos, alemanes y franceses (entre otras nacionalidades). Cuando esta vasta empresa migratoria y colonial comenzó a afianzarse, los territorios palestinos cuyos dueños estaban ausentes fueron vendidos a empresarios sionistas, que purgaron el país de sus habitantes palestinos y los reemplazaron por personas de origen judío que acababan de desembarcar de Europa, allanando el camino al nacimiento del estado de Israel.

Los académicos sionistas contemporáneos, tales como el profesor Efraim Karsh, argumentan que de cualquier modo no existía nada parecido a una “identidad palestina”, una retórica adoptada con frecuencia por los propagandistas sionistas que afirman, al más puro estilo colonial, que le hicieron un favor al mundo “civilizando” y “cultivando” el territorio. Lo que es innegable es que ese territorio, habitado por palestinos, les fue arrebatado de forma gradual, metódica y sistemática.

Al surgir el estado de Israel, algunos palestinos –un pueblo cuya simple existencia niegan muchos sionistas- fueron lo suficientemente afortunados como para que se les permitiera quedarse en Palestina, muchos de ellos convirtiéndose en refugiados en su propia tierra. Casi la mitad de la población palestina de entonces, sin embargo, fue expulsada de la tierra de sus padres y de sus abuelos, para tener que vagar por la tierra y asentarse en campos de refugiados en diferentes países y en diferentes continentes.

Los países vecinos de Oriente Medio, como Jordania, Líbano, Irak y Siria, acogieron a la mayoría de los palestinos desplazados tras la Nakba en 1948 y la ocupación de Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este en 1967.

Aunque la mayoría de los refugiados palestinos en Jordania obtuvieron la ciudadanía completa, en otros países de Oriente Medio siguieron viviendo en un limbo, como residentes “sin estado” en campos de refugiados. Bajo el gobierno de Saddam Hussein en Irak, los refugiados palestinos recibieron permisos de residencia, permisos de trabajo y un acceso completo a los servicios públicos, a diferencia, por ejemplo, de los refugiados palestinos en el Líbano. Sin embargo, desde la guerra de Irak en 2003 y el aumento de la inestabilidad y la inseguridad en el país, los palestinos se han visto huyendo una vez más de la muerte y buscando refugio en Siria y Jordania.

 

Los refugiados palestinos de Siria

Antes de que estallara la guerra civil, se calcula que unos 560.000 palestinos y sus descendientes, tanto registrados como sin registrar, vivían dentro y fuera de los campos oficiales y extraoficiales de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Oriente Próximo (UNRWA). Después de que el conflicto mortal se desarrollara y se hiciera con el control del país, los refugiados palestinos de Siria se vieron desplazados una vez más, esta vez forzados a aventurarse aún más lejos de su hogar.

De los 560.000 refugiados palestinos de Siria, según la UNRWA, “unos 280.000 están en la actualidad desplazados internamente dentro de Siria, con unos 110.000 desplazados a países vecinos como Líbano, Jordania, Turquía, Egipto y, cada vez más, a Europa”.

Al igual que sus homólogos sirios, los refugiados palestinos residentes en Siria han sufrido como resultado de una guerra civil que ha matado a más de 220.000 personas desde 2011. Los campos de refugiados palestinos, incluido Yarmouk, el mayor de los campos de la UNRWA en Siria, se han visto atrapados en los enfrentamientos entre las fuerzas del gobierno y Daesh, y, como resultado de ello, han sido sometidos a repetidos ataques y a asedios prolongados por parte del régimen de Assad, que ha restringido la entrada de productos fundamentales y de ayuda.

La foto apocalíptica de un mar de gente que se extiende hasta donde abarca la vista saliendo de los edificios destruidos del campo de Yarmouk, empujando para alcanzar el frente de la cola para recibir paquetes de comida durante una misión de distribución de comida de la UNRWA después de haber estado aislados durante meses, refleja la desolación, la desesperación y la devastación inimaginables que el conflicto ha infligido a los palestinos. A día de hoy, el 90% de los residentes de Yarmouk han huido del campo, y sólo quedan allí 7.000 -8.000 personas de las 148.000 que había originalmente.

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Ya no son bien recibidos

Aunque hay muchos refugiados palestinos desplazados dentro de Siria, los que huyeron a países vecinos de Oriente Medio lo han tenido el doble de difícil que los propios sirios.

Carecer de estado ha hecho de los refugiados palestinos uno de los grupos más vulnerables de entre los refugiados sirios, convirtiéndoles en objetivo de crecientes hostilidades, discriminación y estigmatización en los países de acogida.

Dado que no poseen la nacionalidad siria, los refugiados palestinos son incapaces de residir legalmente en los campos de refugiados establecidos para los sirios en los países vecinos, como Jordania y Líbano. En enero de 2013, Jordania anunció que impediría el acceso a los refugiados palestinos procedentes de Siria, dejando a muchos de ellos sin documentos de residencia adecuados y sin el derecho a trabajar legalmente para cubrir sus gastos. En consecuencia, se han vuelto vulnerables a la detención, a la explotación y a la deportación forzosa de vuelta a Siria.

El caso de Líbano es aún peor. El país, que inicialmente abrió sus puertas a los sirios que huían del conflicto, ha recibido a los palestinos procedentes de la nación desgarrada por la guerra civil con hostilidad explícita, sometiéndoles a prácticas burdamente discriminatorias. Organizaciones de derechos humanos como Human Rights Watch y Amnistía Internacional han documentado docenas de incidentes en los que las autoridades han denegado la entrada a palestinos o los han deportado a la fuerza. En mayo de 2014, Líbano también cerró oficialmente sus puertas a los palestinos de Siria (y más tarde a los sirios en general), a no ser que tengan documentos que demuestren que van de camino a otro país.

Con menos financiación de la necesaria y luchando contra la voluntad política de echarles el cierre, la UNRWA, la agencia de la ONU establecida para asistir a los refugiados palestinos, ha sido también incapaz de cubrir las necesidades básicas de los refugiados palestinos de Siria en Jordania y en el Líbano.

Egipto ya no concede visados de entrada a los refugiados palestinos de Siria, tampoco. Bajo el artículo 1(D) de la Convención de la ONU sobre el Estatus de los Refugiados de 1951, la convención no se aplica a personas que ya están siendo asistidas por otra agencia de la ONU. Como tales, los refugiados palestinos en Egipto no pueden registrarse con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la agencia de refugiados de la ONU que proporciona asistencia a los refugiados sirios, pero ninguna agencia de la ONU es responsable de la asistencia o protección de los refugiados palestinos en Egipto, puesto que cae fuera del área de operaciones de la UNRWA.

 

En ruta a Europa

Turquía alberga ahora cerca de 1,9 millones de refugiados sirios registrados, la mayor comunidad mundial de sirios desplazados por el conflicto actual, y su política se ha caracterizado por el principio de no expulsión. Aunque, al igual que Egipto, Turquía no es parte del área de operaciones de la UNRWA, y los refugiados palestinos no tienen acceso a la asistencia de la agencia en Turquía ni a la de ACNUR. Además, su estatus legal en el país no está claro.

Muchos países europeos han creado un estatus especial de refugiado que pueden solicitar los sirios, recibiendo asilo el mismo día. El proceso de solicitud de asilo para los refugiados sirios-palestinos en Europa, sin embargo, no es sencillo. Al plantearse la cuestión, muchos refugiados palestinos que si no, se veían atascados en los pasos fronterizos, fueron registrados como sirios por facilidad administrativa.

Un portavoz de la Oficina Federal Alemana de Migración y Refugiados declaró a Al-Jazeera que los palestinos nacidos en Siria son tratados de la misma manera que los ciudadanos sirios bajo la ley de refugiados alemana. Un portavoz del Ministerio de Inmigración, Refugiados y Ciudadanía de Canadá también declaró a Al-Jazeera que Canadá está adoptando medidas especiales para ofrecer asilo a los palestinos procedentes de Siria, explicando que “la gente de Siria con una nacionalidad distinta a la siria, así como la gente sin estado, puede ser seleccionada [para reasentamiento en Canadá] tras ser recomendados por ACNUR”. Sin embargo, la Oficina del Interior británica rechazó responder a la pregunta de si entre los 20.000 refugiados sirios que Gran Bretaña ha prometido reasentar habrá palestinos nacidos en Siria.

Mientras Europa continúe siendo el destino más viable para los palestinos que huyen de Siria, y para los sirios, los refugiados continuarán arriesgando sus vidas y gastando sus ahorros de una vida para pagar las barcas que les prometen esperanza al otro lado del Mediterráneo. Aunque el reciente acuerdo EU-Turquía pretende desalentar a los refugiados para que no emprendan el precario viaje marítimo hacia Europa, estos mortales viajes acuáticos continúan, llevando a cientos a la muerte, con el riesgo añadido de ser detenidos por las autoridades europeas al llegar.

A pesar de los crecientes esfuerzos de lograr un reconocimiento internacional para el estado palestino, la crisis de los refugiados y la falta de estado de los refugiados palestinos que huyen de Siria constituyen un claro recordatorio del fracaso de la comunidad internacional al a hora de implementar el Derecho Palestino de Retorno, garantizado por la resolución 194 de la ONU y por la Cuarta Convención de Ginebra, y de la necesidad de hacer justicia para los millones de refugiados palestinos repartidos por el globo.

Este vídeo muestra a Em Fathi, una refugiada palestina que tuvo que huir de su hogar en Palestina en 1948. Em Fathi y su familia viajaron de Saffuriya, un pueblo de Nazareth, en el norte de Palestina, al campo de refugiados de Yarmouk en Siria, donde vivía en 2009, año en el que se realizó esta entrevista. Desde el estallido de la guerra civil siria en 2011, el destino y lugar en el que se encuentran Em Fathi y su familia son desconocidos.

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Jehan Alfarra es una escritora palestina y periodista multimedia que cubre asuntos de Oriente Medio y se especializa en noticias políticas y asuntos sociales palestinos. También es autora colaboradora del libro "Gaza Writes Back".

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