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El camino a la reconciliación en Doha está minado de ‘Noes’

Azzam Al-Ahmad, del comité ejecutivo de Fatah.

El décimo aniversario del cisma político palestino coincide con los actuales encuentros entre Hamás y Fatah en Doha, que han sido confirmados por Abbas Zaki, miembro del Comité Central de Fatah. La delegación de Fatah, dirigida por Azzam Al-Ahmad, ha llegado a la capital catarí para iniciar las conversaciones.

El encuentro de Doha parece uno más de los múltiples viajes que han realizado ambas facciones durante la última década para lograr la reconciliación. Los numerosos encuentros han resultado en cinco acuerdos: uno en la Meca, dos en el Cairo, uno en Doha y el más reciente en el campo de refugiados de Al-Shati en Gaza, firmado en verano de 2014.

El tren de la reconciliación se detuvo en la última parada en Al-Shati debido a una serie de obstáculos en las vías. Entre ellos estaba el rechazo de Fatah a reconocer la legitimidad de los funcionarios contratados por Hamás para trabajar para la Autoridad Palestina en la Franja de Gaza; el fracaso del gobierno de reconciliación nacional formado tras Al-Shati a la hora de reconocer a los ministerios de Gaza o de tratar con la Franja; y la negativa del presidente a convocar a los líderes y a la asamblea legislativa, tal y como estipulaba el acuerdo. Estos problemas, combinados, devolvieron a la reconciliación a la casilla de salida.

Fatah y Hamás se reunieron hace casi 6 meses a petición de Marwan Barghouti, el representante de Fatah encarcelado en Israel, que envió a una delegación formada por Mohammed Hourani, Ahmed Ghoneim y Faris Qadoura a reactivar el proceso de reconciliación en Ankara. El resultado fue un documento que describía los cimientos adecuados para superar los obstáculos a la hora de implementar el acuerdo de Al-Shati. Así lo afirmó Hourani en declaraciones a Al-Resalah.

Las delegaciones se han encontrado en Doha ya dos veces, después de que los palestinos solicitaran la mediación catarí. El primer encuentro fue una revisión de acuerdos anteriores, y el segundo finalizó con ambas partes poniéndose de acuerdo en una serie de asuntos clave. El representante de Hamás Osama Hamdan declaró a Al-Resalah que se suponía que estos iban a ser discutidos en un tercer encuentro que no tuvo lugar.

Según Hamdan, Hamás esperaba una respuesta oficial de parte de Fatah en cuanto a los asuntos finales que habían sido acordados en encuentros previos. Estos incluían la situación de los funcionarios de Gaza, a los que Fatah inicialmente acordó integrar en los circuitos financieros de la AP a través de unos comités que se formarían para enviar informes al gobierno. Sin embargo, aún estamos esperando confirmación por parte de Fatah.

El retraso del último encuentro fue motivado por una discusión entre el presidente de la AP Mahmoud Abbas y Azzam Al-Ahmad, que dijo que no estaba autorizado a alcanzar acuerdos con Hamás, sino que lo que se le había pedido era que “escuchara su punto de vista”. Tras este retraso, que duró un mes, ambas partes celebraron un encuentro que acordaron llamar el “encuentro final”. Se reunieron para implementar lo que habían decidido en el acuerdo de Al-Shati, no para “alcanzar un nuevo acuerdo”, como subrayaron ambas partes en sus comunicados de prensa. Sin embargo, la pregunta sigue siendo, ¿podrá el acuerdo final resolver una división que dura ya más de 10 años?

Parece que la respuesta probablemente sea “No”, según las declaraciones realizadas por los líderes de Hamás y de Fatah y a la luz de lo que sabemos ya. Fatah aún no ha acordado o aprobado una serie de asuntos pendientes en el proceso de reconciliación, como la cuestión de los funcionarios, el programa político del gobierno, la reactivación del Consejo Legislativo Palestino y la reestructuración para discutir las elecciones y la ley electoral.

Hamdan ha confirmado que, en lo que respecta a Hamás, la cuestión de los 40.000 funcionarios de la AP en Gaza no puede ser pasada por alto. “Ningún acuerdo que excluya este asunto tendrá éxito,” explicó, “porque las cosas pueden desmadrarse rápidamente y volveremos a la casilla de salida; Hamás no está dispuesto a pasar de nuevo por esta experiencia”.

Al-Ahmad respondió a esto declarando a Al-Resalah que la cuestión de “los funcionarios sería resuelta en su contexto natural”. Sin embargo, Abbas Zaki insiste en que se debe resolver “en fases”. Amin Maqboul lo explicó con más detalle: “La insistencia de Hamás en el reconocimiento por adelantado de sus funcionarios está obstaculizando la reconciliación,” dijo el secretario general del Consejo Revolucionario de Fatah.

En cuanto al programa político del gobierno, a pesar del hecho de que el acuerdo de Al-Shati estipulaba que no estaría sometido a ninguno de estos programas, Fatah insiste en que el programa de la OLP constituya su principal referencia política. Hamás, que no es parte de la OLP, rechaza este punto, y subraya que Al-Shati estipula que el “programa de reconciliación nacional” será la referencia política de cualquier gobierno de unidad.

Aparte de estos dos aspectos que obstaculizan en mayor medida la reconciliación, hay muchos detalles que contienen problemas suficientes como para disolver lo que quede de la esperanza de alcanzar un acuerdo fuerte. Por ejemplo, unas declaraciones de Abbas que se filtraron demuestran que piensa que es imposible que Hamás sea incluido en la OLP porque se haría con el control, igual que hizo cuando el movimiento formó el gobierno tras las elecciones de 2006.

“Abbas quiere garantías de que Hamás no se va a hacer con el control para dominar la OLP,” dijo el líder del Frente Popular por la Liberación de Palestina (PFLP), Jamil Majdalawi. “Hamás se niega a ofrecer tales garantías”. Esto se lo dijo a Salam Fayyad durante la visita a Gaza, hace unos meses, del exprimer ministro de la AP.

Dada la inestabilidad del entorno local y regional, no es sorprendente que cada aspecto encierre cuestiones espinosas. El entorno regional es aún más complicado, debido a la competencia con respecto a las prioridades, y con Egipto, que ha presentado una iniciativa para poner fin a la división, enfrascado en sus problemas domésticos. Los hechos sobre el terreno también sugieren que la prioridad de Egipto por el momento es poner fin a la división dentro de Fatah, antes de hacer nada entre Fatah y Hamás. Arabia Saudí, que aparentemente estaba ansiosa por albergar la fase final del proceso de reconciliación, está ahora también más preocupada por sus cuestiones internas.

En vista de los hechos, por lo tanto, la esperanza de que el proceso de reconciliación termine de forma positiva en un futuro próximo casi ha desaparecido. Los programas políticos y ambiciones de Fatah y Hamás están aún lejos de querer buscar una aproximación genuina. Hay demasiados “Noes” minando el camino a la reconciliación, incluso en Doha.

Traducido de Alresalah.ps, 15 de junio de 2016.

 

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